La jornada de protesta convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) en todo el país tuvo un fuerte eco en Necochea, donde la adhesión de los gremios más importantes se tradujo en una interrupción significativa de las actividades cotidianas. La huelga, de 36 horas, comenzó a sentirse con fuerza desde el mediodía del miércoles, afectando principalmente la educación, la atención médica y el sistema bancario.
Escuelas sin actividad en todos los niveles
La mayoría de los establecimientos educativos públicos permanecieron cerrados debido a la adhesión de sindicatos como Suteba, FEB, Udocba, ATE y Soeme. Esto incluyó desde jardines de infantes hasta instituciones de nivel terciario. En el ámbito privado, Sadop acompañó la medida aunque dejó la decisión final en manos de cada docente, lo que provocó una prestación desigual del servicio. El Instituto de Formación Docente Nº 31, uno de los centros educativos más relevantes del nivel superior en la ciudad, suspendió las clases durante dos días, lo que evidencia el alcance de la protesta.
Servicios de salud reducidos al mínimo
Los hospitales municipales Emilio Ferreyra, Irurzun y Cattoni (en Juan N. Fernández) limitaron su funcionamiento únicamente a las guardias médicas. No se brindó atención en consultorios externos ni en unidades sanitarias barriales. El hospital provincial Taraborelli también operó con restricciones, con atención parcial en algunas áreas. Los gremios del sector salud adhirieron de manera firme a la medida, dejando a la población con servicios mínimos en un área crítica.
Cierre bancario y transporte limitado
Las entidades bancarias tampoco abrieron sus puertas, sumándose al paro con una adhesión casi total. El transporte público funcionó con una frecuencia muy reducida, dificultando aún más la movilidad de quienes necesitaban desplazarse por motivos laborales o personales.
Aunque desde el gobierno nacional se intentó minimizar el impacto de la medida, la realidad en Necochea muestra una ciudad semiparalizada, con servicios clave prácticamente inactivos y una comunidad que siente con fuerza el efecto de la huelga.